La Natividad de María

La misión de la Natividad de Bachíniva, tiene como antecedente la rebelión tarahumara del año de 1652, encabezada por Teporaca, en la que innumerables misiones fueron incendiadas y sus pobladores masacrados. Es entonces cuando Fray Jerónimo de Birues, regresa a la zona en 1660 para fundar esta misión.

Como en los años subsecuentes la región siguió siendo asolada por constantes ataques de los apaches, los misioneros optaron por abandonar el lugar y refugiarse en Cusihuiriáchic. Para controlar la situación, llegó al lugar el capitán del presidio de Conchos, Juan Fernández de Retana, quien sometió a los cabecillas y los decapitó en Sainápuchi, poniendo sus cabezas en estacas a la vera del camino.

La misión fue poblada nuevamente en 1702, aunque los ataques de los apaches no cesaron, es por eso por lo que la mayoría de las familias que quedaron emigraron a los pueblos del Papigóchic, dejando el lugar prácticamente abandonado para 1775. Llegó a un estado tan precario la misión, que, en el año de 1778, su ministro, fray José García Rico, describió la situación como llena de pobreza y peligros.

Esta región fue una dependencia de la Alcaldía Mayor de Cusihuiriáchic, hasta 1826, cuando pasó a depender de ciudad Guerrero, con carácter de sección municipal, y en 1837 se le otorgó la categoría de municipio.

La iglesia que hoy conocemos es un edificio sobrio construido en el año de 1837, de grandes proporciones, distribuido en una planta constituida de 3 naves, sacristía y coro. Como el proyecto se descontinuó durante su construcción, no cuenta con las dos torres que debía tener originalmente, y en cambio sólo tiene una torre añadida posteriormente. En este inmueble destaca la portada en cantera, con una decoración exquisita consistente en motivos orgánicos y florales.

En este templo se aprecian fachadas bastante sobrias en su exterior, con excepción de la portada. Las secciones que componen sus arcos internos permiten un espacio interior amplio y fluido. Asimismo, los elementos que rematan las claves de los arcos, y los de las columnas, se muestran bien realizados y acordes con la corriente arquitectónica de la época. En un cerro inmediato, quedan los restos de una capilla dedicada a San José; que servía de sitio de vigilancia ante la zozobra por los constantes ataques de los apaches y demás nativos. 

Archivo de Misiones Coloniales de Chihuahua A.C.

Zacarías Márquez, “Misiones de Chihuahua, siglos XVII y XVIII”.