Templo de San Jerónimo en la VI Bienal de Arquitectura de Chihuahua
El Templo de San Jerónimo, en Ciudad Aldama, se levanta hoy como un testimonio vivo de restauración patrimonial y de voluntad compartida. Su reciente reconocimiento en la VI Bienal de Arquitectura de Chihuahua celebra más que una obra bien ejecutada: consagra una ética de conservación en la que la comunidad, la técnica y la memoria dialogan para preservar la dignidad de un sitio cuya historia atraviesa siglos de fe, resiliencia y transformación urbana. La intervención no nació del gesto aislado, sino de un proceso prolongado de estudio y cuidado que entendió el deterioro como una narrativa acumulativa y respondió con una arquitectura del respeto .
Fundada como misión franciscana en 1696, San Jerónimo habita una geografía histórica donde propiedad, economía y devoción se entrelazan desde sus orígenes ganaderos denunciados en 1671. Resistió al abandono tras el ataque apache de 1769 y fue reconstruida por orden de Juan Gutiérrez de la Cueva en 1783, como tránsito de presidio a villa. El ciclo moderno inició en 1876, cuando el padre Jesús Corral colocó la primera piedra de un templo más amplio y solemne, bendecido en 1906, y culminó con la adición de la segunda torre en 1955, financiada por Leonor Grijalva de Reyes como acto de gratitud. Estos hitos, sumados a fotografías y planos históricos, confirman el lugar del templo como eje simbólico de la traza urbana colonial de Aldama.